Después de leer y releer la propuesta del grupo de títeres de Bellas Artes "TITIRINDEBA" para hacer de los títeres en el Valle del Cauca un dulcísimo camino dirigido a hacer del futuro de las nuevas generaciones una alternativa de placidez, ficción y esperanza, en el marco policromo de un teatrino, uno descubre las nuevas facetas de labor estética que todavía están inexplotadas en lo que la Unesco llama "La cultura para el desarrollo". Es una especie de humanismo que palpita en las pequeñas pero grandes cosas que son producto de nuestro tiempo. Estamos hablando de uno de los textos que sobre la materia se escribe en Colombia; labor de un grupo que ha cambiado muchas cosas de la vida por sumergirse de cuerpo entero entre las bambalinas de los muñecos, imponiéndose un compromiso. servir a sus gentes, bajo el signo de una identidad inconfundible. Aporte caracterizado por una circunstancia excepcional: allá, en el trasfondo de las palabras, en la atmósfera de las imágenes sugeridas por la acción dramática, se siente un hálito de espiritualidad, como si no todo fuese escrito con la pluma. sino con la voz de un ideal superior, que enriquece y fortifica los objetivos del trabajo.